Prepara los champiñones. Lávalos, pélalos y córtalos en cuartos; no hace falta que queden iguales porque luego los trituraremos. Pica la cebolla en dados muy pequeños.
Sofríe la cebolla. Calienta el aceite y dora la cebolla picada. Añade los champiñones troceados, remueve sin parar y salpimenta al gusto.
Añade ajo y perejil. Cuando los champiñones se hayan reducido y soltado su jugo, incorpora el diente de ajo prensado, mezcla y agrega el perejil finamente picado.
Saltea 7‑8 minutos. Cocina hasta que el líquido se evapore por completo y obtengas un “guiso” de champiñones bien seco.
Deja enfriar y tritura. Pasa la mezcla a un plato, deja que temple y tritúrala en una picadora hasta obtener una pasta. Si no tienes picadora, usa batidora o pica muy fino con cuchillo.
Pasa la pasta a un cuenco y prepara el resto de ingredientes.
Enriquece la mezcla. Incorpora 1 cucharada de queso crema (mascarpone u otro para untar), 1 cucharadita de nata agria y ½ cucharadita de mostaza (la que prefieras).
Mezcla bien hasta lograr una crema homogénea: será la base de tu relleno.
Unta el pan. Elige tu pan favorito (por ejemplo, uno de masa madre) y reparte la crema de champiñones al grosor que quieras. Con esta cantidad salen 4 rebanadas.
Prepara la freidora. Rocía el cestillo con aceite en spray tras precalentar la freidora de aire. Coloca las tostas y programa 180 °C durante 7 minutos.
Revisa la cocción. Al terminar el tiempo, las tostas de champiñones estarán doradas y crujientes.
Sirve y disfruta. Sírvelas inmediatamente… ¡buen provecho!